Stiglitz nos ayuda a cruzar el velo, relacionando lo evidente, aunque muchas veces deliberada o subconscientemente ignorado, con los intereses político-financieros tomando como referencia EE.UU.
09/06/2017 – Andrés Herrera
Título: El precio de la desigualdad; el 1% de la población tiene lo que el 99% necesita
Autor: Joseph Stiglitz
Género: Ensayo sobre economía (nivel medio/alto)
Idioma de la publicación: Español / Alejandro Pradera
Editorial: Debolsillo
Páginas: 544
ISBN: 9788466327817
Impreso: Lliberduplex, Sant Llorenç d`Hortons (Barcelona)
Antes de nada, me voy a permitir recordaros que lo que os intento vender es: cultura para fortalecer vuestro espíritu y consciencia crítica. Así que no puedo empezar esta reseña sin decir que: El Premio Nobel de Economía no existe como tal, aunque en este texto podamos utilizar esta designación, lo que existe es; El Premio del Banco de Suecia en Ciencias Económicas en memoria de Alfred Nobel. ¿Si os preguntáis por qué? La respuesta es muy sencilla, aunque no compartida por la mayoría de las personas.
La economía no es una ciencia o en todo caso debería enmarcarse dentro del campo de las ciencias sociales. Creo que esta magnífica obra es, para mí, un ejemplo paradigmático sobre esta cuestión.
“La falta de oportunidades y la desigualdad, tendencias que van de la mano, son, miles de millones de historias personales en todo el planeta”.
Josph Stiglitz.
El libro parece el diario intelectual de un liberal que viaja hacia un marxismo muy heterodoxo, de forma inconsciente o deliberadamente velada, tras el punto de inflexión que sin duda fue para Siglitz, así como para otros muchos economistas, la crisis del 2008. Aunque también cabe la posibilidad que sea, como acuñé en otro escrito, un liberal utópico que crea que este es el mejor de los mundos posibles en manos de las personas equivocadas. Sin duda Stiglitz tiene ya los años y la experiencia para considerarse un librepensador respaldado por su criterio y sus investigaciones.
Andrés Herrera.
El autor, Joseph Stiglitz, ganador de El Premio Novel de Economía en 2001, también es catedrático de Economía en la Universidad de Columbia y ha sido asesor económico del gobierno Bill Clinton así como economista jefe y vicepresidente senior del Banco Mundial.
Con semejante tarjeta de visita y a pesar del título, cualquiera podría pensar que este libro es carne de pensamiento neoliberal… Nada más lejos de la realidad. Nunca hubo mayor virtud para abordar un tema que practicar la infiltración, aunque fuese de forma involuntaria. Como muchos economistas de cierta edad, sobre todos aquellos consagrados y por lo tanto poco temerosos de perder una carrera que ya tienen ganada, tras haber ocupado puestos de relevancia en organismo varios, de corte neoliberal o al servició de élites político-financieras, han experimentado una catarsis involuntaria fruto de los acontecimientos del campo que estudian, la economía.
La crisis de 2008, ha sido para muchas personas un punto de inflexión en sus vidas, yo me incluyo entre ellas, pero las profundas, a multitud de niveles, consecuencias todavía, a día de hoy, se hacen notar. En España, el Popular, otro banco, ha vuelto a quebrar casi diez años después que comenzase este, casi, Armagedón financiero (hay quien aseguraba en aquel momento que estuvimos muy cerca del fin del mundo) mientras la economía pretende ser, aunque al Sr. Trump no le guste, regulada a nivel supranacional a la par que los mismos políticos adalides de esta causa, hacen piña en pro del planeta. Lo cierto es que el extractivismo, impone su ley a golpe de cheque en blanco, sangre, fuego, odio y mucha manipulación mediática.
Aunque el libro se centra básicamente en EE.UU. en esta edición hay dedicado un excelente prólogo, escrito por su mismo autor, a la situación en España. Aunque sucinta y poco profunda, el país de las tres S es un caso enormemente particular por su deriva histórica, sí, sí, sí, se muestra reveladora.
El tipo, Stiglitz, escribe bien. Es ágil, claro, directo y conciso. He de decir, sin embargo, y esto es realmente un cumplido, que el libro tiene <<dos modos de juego o dificultad>>. En el primero, continuando con el símil videojuegófilo, te acabarás el modo historia en el que todo encajará a la perfección, no existen hilos sueltos para quién juegue en modo medio de dificultad, el discurso es redondo y perfectamente hilado a simple vista, que llega hasta la página 356 de las casi 500 que tiene. Y entonces… ¿El resto de páginas, que son? –se preguntarán ustedes…- Pues simple y llanamente, notas. Notas sobre todos y cada uno de los diez capítulos en los que se divide el libro. Este, queridas y queridos amigos es <<el modo hard de dificultad>>. Las notas son ese subnivel oculto, los microscópicos hilos sueltos que sin necesidad para el discurso le exigen a uno una destreza superior a los mandos.
El libro, pues, es tan válido para personas con cierto nivel de conocimientos en economía, como aquellas personas que están estudiando una carrera estrechamente relacionada con el tema e incluso para académicos y estudiosos. Esta característica lo convierte en un excelente libro de consulta para cualquiera, un libro que no ha de faltar en una selecta biblioteca para entender como funciona el mundo o es una especializada para encontrar esos detalles que gustan a quien gusta de adentrarse en aguas más profundas.
Antes de pasar al contenido de los capítulos y si ya no les he convencido de su compra, por favor, intenten siempre hacerlo en una librería, les apuntaré un detalle que a mí, mientras lo leía, me ha parecido de suma importancia. ¿Quieren ustedes saber muchos de los motivos que llevaron a Trump hasta la victoria…? Pues en este libro muestran aquellas relacionados con las razones económicas y sociales. Me atrevería a decir, siendo evidentemente especulación, que sino él mismo, dudo que el inefable le dedique mucho tiempo a la lectura, los encargados de su campaña electoral, apostaría el dedo de los Yakuza, a que no solo lo han leído, también lo han estudiado a fondo.
Nuevo prólogo actualizado
Se trata de un repaso de la situación, puesta al día y a vista de pájaro, por la que pasa EE.UU. Stiglitz nos habla de los estudiantes eternos que se endeudan para estudiar, porque no hay trabajo, que siendo hijos de clases populares entran en la rueda de la deuda sin ni tan siquiera tener una propiedad. Para Stiglitz es una cuestión de clase.
Mientras tanto el 5% más rico de la población estadounidense poseen más de dos tercios de la riqueza en acciones, en manos de familias que <<vuelven a ir por el buen camino>>.
Este hecho es tan aberrante que incluso muy ricos, como w. Buffet, se alarma en las páginas de Times en un ataque de filantropía onanista. En cambio, a las familias formadas por personas de un nivel educativo limitado las cosas les están yendo peor todavía.
Para Stiglitz la sanidad, un claro indicador, es otro de los caballos de batalla por excelencia, muestra como la esperanza de vida de los pobres en EEUU se ha estancado llegando a disminuir entre las mujeres donde es la más baja de entre todos los países desarrollados. El nivel de estudios asociado a menudo asociado a los ingresos y a la raza es un factor cada vez más importantemente asociado a la esperanza de vida.
Argumenta que la disminución de los ingresos y del nivel de vida a menudo vienen acompañada por toda una serie de manifestaciones sociales, malnutrición, consumo de drogas y deterioro de la vida familiar que repercutan negativamente en la salud, así como, en la esperanza de vida.
También critica al Obamacare “ESTADOS UNIDOS HA DE JADO DE SER LA TIERRA DE LAS OPORTUNIADES”.
Por medio del diario The Economist: “gran parte de la desigualdad existente en EEUU se debía a la búsqueda de rentas. La desigualdad ha llegado a un nivel en que puede resultar ineficiente y perjudicial para el crecimiento”.
El Premio Novel postula que en un mundo globalizado, crear valor de mercado había pasado a ser algo totalmente diferente de crear empleo. Y aporta datos, entre otros, sobre Apple, cuyo valor de mercado en 2012 era mayor que el de la General Motors en su apogeo tan solo contaba con 47.000 empleado en EEUU. No había motivo para pensar –desmintiendo así la teoría del goteo- que dando dinero a los ricos de Estados Unidos iba a aumentar la inversión en el país, pues el dinero va allí donde la rentabilidad es más alta. Incluso cuando hay inversión en EEUU, esta no conlleva necesariamente la creación de puestos de trabajo: pues gran parte de la inversión es en maquinaria destina a sustituir la mano de obra, a destruir puestos de trabajo.
El catedrático de economía de Columbia llama la atención: en el máximo apogeo del capitalismo sin trabas, en los primeros años de este siglo, se revela un periodo en que la desigualdad en la parte más alta había aumentado a un ritmo sin precedentes no hubiera creación de empleo en el sector privado, si excluimos el sector y la burbuja de la construcción, las cifras parecen aún peores.
Stiglitz lo tiene claro y cierra el prólogo haciendo referencia a la connivencia entre el poder económico-financiero y la política de esta manera: el dinero que se saca de los de arriba, no solo no se dedica necesariamente a la creación de puestos de trabajo y a la innovación; una parte del dinero se dedica a distorsionar nuestra política, sobre todo en esta nueva era, inaugurada a raíz del caso Citizens United, donde no existen trabas a las contribuciones a las campañas. Lo que hemos presenciado muy claramente es que un uso frecuente de la riqueza es conseguir ventajas en la búsqueda de rentas y perpetuar las desigualdades a través del proceso político.
Prólogo a la edición española
Stiglitz abre de esta forma este espacio. “Este libro explica cómo las políticas económicas erróneas pueden dar lugar simultáneamente a una mayor desigualdad y a un menor crecimiento, y las políticas que se están adoptando en España y en Europa en general, suponen un ejemplo perfecto”.
Algo que sin duda me ha parecido genial y se da en todo el volumen, es como el autor incide sobre los eufemismos tan propios del liberalismo. En este prólogo da una muestra palmaria sobre esta cuestión. “Una alternativa a modificar el precio de cambio es reducir todos los salarios y los precios dentro de un país. Eso se denomina devaluación interna. Si la devaluación interna resultara fácil, el patrón oro no habría supuesto un límite para los ajustes durante la Gran Depresión. Resulta más fácil que los países como Alemania realicen ajustes a través de una apreciación real de su divisa (como está haciendo actualmente china) que un ajuste por parte de sus socios comerciales mediante una depreciación real de su moneda. La apreciación real puede lograse mediante la inflación. Es más fácil conseguir una inflación moderada que un nivel equivalente de deflación. Pero Alemania se ha mostrado reacia hasta el momento”.
Este último párrafo muestra dos elementos clave de este libro. El primero sería el nivel básico de conocimientos o dominio de los conceptos económicos para entender esta obra sin tener que recurrir párrafo sí, párrafo no, a la Wikipedia para aclarar conceptos tales como: patrón oro, Gran Depresión, divisa, inflación… Si se domina mediatamente las nomenclaturas propias de la economía es posible leer la parte “easy” sin problemas. El segundo elemento clave sería que, incluso tratándose de un prólogo centrado en España no es posible entender la situación económica de un país sin hacer referencia a los ámbitos económicos supranacionales, en una economía de mercado global, todo, absolutamente todo, está interconectado.
“Las consecuencias serán profundas y duraderas. Los jóvenes que no consigan encontrar un empleo digno durante mucho tiempo acaban frustrados. Cuando por fin encuentran un trabajo, es por un salario mucho menor. Normalmente, la juventud es el periodo en que se adquiere la cualificación. Hoy día es un periodo en que la cualificación se atrofia. El activo más valioso de la sociedad, el talento de su gente, se está echando a perder e incluso se está destruyendo”.
Sin duda, el libro, va dirigido a un amplio rango de edades.
En el siguiente párrafo, detalle extraído sobre una explicación más amplia, se señala una de las claves, que como en EE.UU han sido determinantes en la crisis del estado español, así pues: “la crisis –sobre todo una depresión como la que está padeciendo España en la actualidad- son malas para la desigualdad. Los que están desempleados, especialmente los parados de larga duración, tienen más probabilidad de caer en la pobreza. El elevado índice de desempleo presiona los salarios a la baja, siendo los salarios de la parte más baja, los especialmente más vulnerables. Y como la austeridad se ha hecho más estricta, se recortan los programas sociales que son esenciales para el bienestar de los de en medio y los de abajo. Al igual que en Estados unidos, la caída del precio de la vivienda, el activo más importante para os de abajo y los de en medio, ha venido a agravar esos efectos”.
Para cerrar esta sección a la que le he dedicado especial cuidado en esta reseña por razones obvias nos encontramos con un par de las varias conclusiones a las que llega Stiglitz.
“Las consecuencias del aumento de la desigualdad en España y de su profunda depresión deberían ser un importante motivo de preocuparon acerca de su futuro. No es solo que estén despilfarrando los recursos, el capital humano del país se está deteriorando”.
“Hoy en día, los problemas de España son consecuencia en gran mediad de las mismas mezclas de ideología y de intereses especiales que en estados unidos condujo a la liberalización y desregulación de los mercados financieros y a otras políticas –fundamentalistas del mercado- también denominadas neoliberalismo. Políticas que no se basan en una profunda compresión de la teoría económica moderna, sino en una interpretación ingenua de la economía, basada en los supuestos de una competencia perfecta, de unos mercados perfectos y de una información perfecta”.
Si les ha gustado la selección, disfrutarán con este prólogo, si es así, no lo duden, háganse inmediatamente con este trabajo para saborearlo en toda su magnitud.
Capítulo 1: El problema de Estados Unidos con el uno por ciento
Este capítulo se centra en, y describe como: “para las familias formadas por personas de un nivel educativo limitado las cosas les están yendo peor todavía, ya que han sufrido una acusada disminución de su calidad de vida”.
“Poco a poco el sueño americano que consideraba ese país como una tierra de oportunidades empezó a ser simplemente eso: un sueño, un mito reafirmado por anécdotas e historias, pero no respaldado por los datos”.
También explica y desmiente en este capítulo que el mito equivalente y en cierta medida antagónico –de la riqueza a los harapos en tres generaciones- sugiere que quienes están en lo más alto tienen que trabajar mucho para mantenerse allí, de lo contrario, bajarán rápidamente en la escala social (ellos mismos o sus descendientes). Pues bien, para Stiglitz, esto es también, en gran medida, un mito, que los hijos de los que están arriba seguirán, muy probablemente, en lo más alto.
Este capítulo ha ilustrado una serie de hechos crudos e incómodos sobre la economía estadounidense que bien podrían extrapolarse, en buena medida, a otros países desarrollados:
El crecimiento de los ingresos en Estados Unidos en los últimos años se produce principalmente en el 1% más algo de la distribución de ingresos.
Como consecuencia de lo anterior, existe una desigualdad creciente.
Y los que están en la parte inferior y en la parte media en realidad están peor económicamente que a principios de siglo.
Las desigualdades en el patrimonio son aún mayores que las desigualdades en los ingresos.
Las desigualdades son evidentes no solo en los ingresos, sino en diversas variables que reflejan la calidad de vida, como la inseguridad y la sanidad.
La vida es especialmente difícil en la parte más baja y la recesión ha provocado que sea mucho más dura.
Se ha producido un vaciamiento de la clase media.
Existe muy poca movilidad de ingresos –el concepto de que Estados Unidos es una tierra de oportunidades es un mito-.
Y Estados Unidos tiene más desigualdad que cualquier otro país industrializado avanzado, hace menos por corregir esas diferencias y la desigualdad está aumentando más que en muchos otros países.
Así mismo se destaca que “el actual nivel de desigualdad en Estados Unidos es insólito. En comparación con otros países y en comparación con tiempos pasados, incluso en Estados Unidos la desigualdad es inusualmente grande y ha venido creciendo asombrosamente deprisa”.
Una síntesis de este capítulo podría ser el desmentido de una sentencia liberal: “Aunque estemos fracasando en la igualdad de resultados, estamos teniendo éxito en la igualdad de oportunidades”. A este respecto Stiglitz sentencia: “Este capítulo viene a demostrar que eso no es cierto” y cita a Jonathan Chait: “los hechos no deberían interferir con una agradable fantasía”.
Capítulo 2: La Búsqueda de rentas y la creación de una sociedad desigual
Stiglitz también utiliza un fino humor, cierta ironía que roza la sátira al criticar en este bloque el talento y el genio de las élites al desarrollo de la humanidad.
En este capítulo Stiglitz comienza a darle vueltas a un concepto recurrente, y en parte central, en toda la obra: la búsqueda de rentas en una <<infinidad de formas>> y la connivencia de intereses político-financieros.
“Los mercados no existen en un vacío. Están condicionados por nuestra política, a menudo en un sentido que beneficia a los de arriba. Por añadidura, aunque probablemente podemos hacer muy poco para cambiar la dirección de las fuerzas del mercado, sí podemos poner límites a la búsqueda de rentas. O por lo menos, podríamos, si lográramos poner cierto orden en nuestra esfera política”.
La tesis de este capítulo se centra con fuerza en: “aunque las fuerzas del mercado contribuyen a determinar el grado de desigualdad, las políticas gubernamentales determinan esas fuerzas del mercado. Gran parte de la desigualdad que existe hoy en día es una consecuencia de las políticas del Gobierno, tanto por lo que hace el gobierno, como por lo que no hace. El gobierno tiene la potestad de trasladar el dinero de la parte superior a la inferior y a la intermedia o viceversa”.
He de apuntar, que no estoy de acuerdo con Stiglitz en este caso. Para mí un gobierno que se llame a si mismo democrático, y que practique la política tal y como la entendía Aristóteles, no tiene, ni podrá tenerla nunca, la potestad de trasladar la riqueza de abajo hacia arriba.
Capítulo 3: Los mercados y la desigualdad
Este capítulo aborda la relación, los factores que influye en la desigualdad relacionados y respecto con los mercados. Aquí se defiende la tesis de que “si los mercados fueran la fuerza motriz ¿Por qué unos países industrializados avanzados, aparentemente tan parecidos difieren tanto? Nuestra hipótesis es que las fuerzas del mercado son reales, pero que están condicionadas por los procesos políticos”.
Otro factor que determina la desigualdad social y que se examina en este capítulo trata sobre el gobierno: “como hemos visto, al gobierno, lo condicionan las fuerzas del mercado, pero también lo hacen las normas sociales y las instituciones sociales. De hecho, la política, en gran medida refleja y amplifica las normas sociales. En muchas sociedades, los de abajo en su abrumadora mayoría, son grupos que de una u otra forma, sufren discriminación. El alcance de esa discriminación depende de las normas sociales. Vamos a ver como los cambios en estas normas, -referentes por ejemplo a los que es una remuneración justa- y en las instituciones como los sindicatos, han ayudado a configurar el reparto de ingresos y la riqueza en Estados Unidos. Pero esas normas e instituciones sociales al igual que los mercados, no existen en el vacío también las determina en parte el 1%”.
En este capítulo se señala que gran parte de la falta de progresividad deriva de las disposiciones especiales del código tributario como los bajos tipos impositivos sobre las plusvalías de capital, la amplia definición de las plusvalías de capital y los vacíos legales en lo referente tanto al impuesto de sociedades como al impuesto sobre la renta de las personas físicas, estos son factores que distorsionan la economía y reducen la productividad.
Capítulo 4: Por qué es importante
En este capítulo se argumenta que la igualdad es clave para tener una económica más eficiente y productiva.
Stiglitz explica así, los motivos por los que: “no es probable que una economía como la estadounidense, donde la riqueza de la mayoría de sus ciudadanos ha disminuido, donde la medicina de ingresos se ha estancado y donde a la mayoría de los ciudadanos más pobres le ha ido peor un año tas otro, prospere a largo plazo”. Primero se examinan los efectos de la desigualdad en la producción nacional y en la estabilidad y en el crecimiento. También los múltiples efectos que se manifiesta a través de numerosos canales. Algunos, consecuencia del aumento de la pobreza, otros, pueden achacarse al vaciamiento de la clase media, y otros a la creciente desigualdad entre el 1% que atesora el 99% de la riqueza en EE.UU. y los demás.
“Algunos de estos efectos se producen a través de los mecanismos económicos tradicionales, mientras que otros son consecuencia del impacto más general de la desigualdad en nuestro sistema político y en nuestra sociedad”.
En este capítulo también se examinan las ideas falaces que afirman que la desigualdad es buena para el crecimiento, o que hacer algo para aplicarla –como subir los impuestos a los ricos- perjudicaría a la economía.
He de subrayar la grata y estimulante sorpresa que fue para mí, mientras leía, que alguien de la talla de Stigitz señalase la cuestión de la identidad, algo que como apuntaba la principio de esta reseña sirve para respaldar mi tesis, heredada de personas mucho más sabias que yo, que la economía debería enmarcarse dentro del campo de las ciencias sociales. El siguiente párrafo es una muestra de ello.
“De entre todos los costes que ese 1% impone a nuestra sociedad, tal vez, el mayor sea el siguiente: la erosión de nuestro sentido de la identidad donde son tan importantes; el juego limpio, la igualdad de oportunidades y la sensación de comunidad. Durante mucho tiempo EE.UU. Se ha enorgullecido de ser una sociedad justa, donde todo el mundo tiene las mismas oportunidades de salir adelante, pero hoy en día las estadísticas, como hemos visto, sugieren el contrario: las probabilidades de que un estadounidense pobre, o incluso de clase media, consiga llegar a los más alto en EE.UU. son menores que en muchos países de Europa”.
“Este capítulo ha explicado que estamos pagando un alto precio or una desigualdad que está dejando una herida cada vez más profunda en nuestra economía –una menor productividad, menor eficiencia, menor crecimiento, más inestabilidad- y que los beneficio de reducir esa desigualdad por lo menos respecto al elevado nivel actual, compensa con diferencia cualesquiera de los costes que pudieran derivarse”.
Capítulo 5: Una democracia en peligro
La desigualdad en EEUU. Tiene un coste adicional, mas allá de esa pérdida del sentido de identidad y más allá de la forma en que esta debilitando nuestra economía está poniendo en peligro nuestra democracia.
Así pues, en este capítulo se explica con detalle de que forma la desigualdad, y la forma en que esta ha surgido en EE.UU., ha socavado la confianza, y como la disminución de la confianza debilita nuestra economía y nuestra democracia.
Curiosamente cuando Stiglitz habla de confianza, se refiere a la instaurada en el pueblo estadounidense que tras los gobiernos Obama se ha ido desinflando <<yes we can’t>> este capítulo es clave para entender la victoria de Trump, que desde fuera, deja en entredicho el criterio de una buena parte del pueblo de Estados Unidos de América. Aunque he de confesar que haciendo crítica interna, tanto a nivel estatal (no tanto autonómico) como a nivel supraestatal europeo, el criterio de los ciudadanos del viejo continente no difiere mucho de el de los yanquis.
Un dato curioso. Stiglitz no hace mención, como cabría esperar al hablar de confianza, en la que los mercados otorgan a la economía de EE.UU. quizás, y esto resulta gracioso, porque la mayor parte de las agencias de calificación que ponen nota a la prima de riesgo son yanquis.
Capítulo 6: 1984 está al caer
En este capítulo se expone que las últimas investigaciones en materia de teoría económica y de psicología han revelado la importancia que los individuos conceden a la equidad.
Según Stiglitz, lo que ha motivado las protestas en todo el mundo, más que ninguna otra causa, es la sensación de que los sistemas económicos y político eran injustos. Este, entre otros, es sin duda uno de los argumentos clave que pueden justificar el nacimiento de las denominadas <<Primaveras Árabes>> en países como Túnez, Egipto… El problema para las personas de estas nacionalidades –según la opinión de Stiglitz y que comparto entusiastamente pues estas son características extrapolables a casi cualquier sociedad actual- el problema, no es solo que resultaba difícil encontrar trabajo, sino que los empleos que había disponibles iban a parar a las personas con contactos.
En este sentido y haciendo alusión a la Obra de Orwel, a quién admiro profundamente no solo como escritor sino también como periodista, dichas sociedades y cada vez más, también las occidentales industrializadas, denota un cierto corporativismo, agravado en el caso de nuestro país por la célebre y a mi entender dañina cultura de la picaresca.
Este corporativismo, también en lo referente a los partidos políticos en connivencia con los poderes fácticos, así como la creciente xenofobia y el triunfo de los partidos de extrema derecha, nos acerca peligrosamente y cada vez más al fascismo que sin duda junto con el Estalinismo, como Orwel criticaba en su obra Rebelión en la Granja, son estados totalitarios por excelencia. Esto, que para mí
Capítulo 7: ¿Justicia para todos? Como la desigualdad está erosionando el imperio de la ley
Este capítulo empieza planteando una serie de preguntas bastante abstractas, pero cruciales: ¿cuál es el cometido de las leyes y normativas que son esenciales para el funcionamiento de nuestra economía? ¿Por qué necesitamos un imperio de la ley? ¿Puede haber más de un <<imperio de la ley>> y, en caso afirmativo, qué repercusiones tienen las diferentes opciones? El mensaje central de este capítulo se hace eco del de los capítulos anteriores: existen marcos jurídicos alternativos. Cada uno de ellos tiene consecuencias para la eficiencia y el reparto de la riqueza. Un imperio de la ley inadecuado puede contribuir a mantener y a incrementar las desigualdades.
Así pues, la necesidad de un firme imperio de la ley es algo aceptado por todos, pero también es importante el tipo de normas que existen y cómo se administran. A la hora de diseñar el sistema de leyes y normativas que gobiernan una economía, hay ventajas e inconvenientes: algunas leyes y normativas favorecen a un grupo, otras benefician a otro.
En este capítulo se examinan varios ejemplos donde tal vez era previsible lo que ha ocurrido: las leyes y normativas, y la forma en que se aplican, reflejan los intereses del estrato más alto de la sociedad, más que el de la gente de los sectores medios e inferiores.
Una desigualdad creciente, combinada con un sistema defectuoso de financiación de las campañas, plantea el riesgo de convertir el sistema judicial de Estados Unidos en un simulacro de justicia. Puede que algunos sigan llamándolo el <<imperio de la ley>>, pero hoy en día, en Estados Unidos, la orgullosa reivindicación de <<justicia para todos>> está siendo sustituida por la más modesta <<justicia para quienes puedan permitírsela>>. Y la cantidad de gente que puede permitírsela está disminuyendo rápidamente.
Este capítulo vuelve a mostrar sin duda y una vez más las analogías entre EE.UU y España, donde ministros tan <<ilustres>> como Alberto Ruiz Gallardón hicieron de la justicia un derecho menos al alcance de las clases populares. Así mismo, para el ordoliberalismo alemán uno de los cuatro pilares básicos es: el orden jurídico, por supuesto entendido y con claros tintes de control social.
Capítulo 8: La batalla de los presupuestos
Sin duda, no tanto en EE.UU, conocedores de las políticas expansivas llevadas a cabo durante el Keynesianismo, el concepto de austeridad y más pudiendo imprimir papel moneda, así como, todavía a día de hoy con el control de los Estados Unidos de la economía mundial, el concepto de austeridad no es algo que suelan tener en mente.
Todo lo contrario, sin duda, de lo que sucede en Europa, donde la <<locomotora alemana>> le tiene un miedo atroz a la inflación, que junto con su talante protestante, los condujo hasta el nazismo y la Segunda Guerra Mundial.
Así pues, en resumen y volviendo a EE.UU, los puntos de vista de los banqueros y de otros exponentes del 1% sobre cómo responder a la crisis –reduciendo los salarios y recortando los presupuestos- no devolverán a nuestra economías a la senda de la prosperidad.
Sin embargo, lo más llamativo es la cantidad de gente –tanto expertos como gente corriente, ya sea en el gobierno o fuera de él- a la que ha seducido el mito de la austeridad y el mito de que el presupuesto del gobierno es como el presupuesto de una economía doméstica. Mucha gente se ha visto cautivada por un sutil argumento paralelo que alega la derecha en materia de macroeconomía: hubo un estímulo. La economía no mejoró. Incluso empeoró. Por consiguiente, el estímulo no dio resultado. Pero el estímulo sí que dio resultado; evitó que la tasa de desempleo fuera aún mayor.
Para acabar, como se apunta en este capítulo, las cosas incluso pueden empeorar: el fetichismo del déficit puede conducir a la austeridad, lo que debilita ulteriormente la economía e impone una carga aún mayor sobre la política monetaria.
Capítulo 9: Una política macroeconómica y un Banco Central por y para el 1%
¿La política monetaria está a la altura de las circunstancias? Este capítulo explica por qué esta, en realidad, no ha prestado un buen servicio a EE.UU. como debería de haberlo hecho: en gran medida, la política monetaria ha sido diseñada para prestar servicio al sector financiero y a otros intereses de los de arriba.
También en este capítulo se explica por qué centrarse en la inflación contribuye a una mayor desigualdad. Pero actualmente, la diferencia entre esos mandatos es especialmente perjudicial para Europa. Como Estados Unidos ha reducido sus tipos de interés prácticamente a cero y Europa no, el euro está más fuerte que en otras circunstancias y eso debilita las exportaciones y fortalece las importaciones, lo que destruye más empleos todavía.
El problema fundamental de euro fue que eliminó dos de los mecanismos esenciales para realizar ajustes frente a una crisis que afectó de una forma diferente e unos países y a otros – los mecanismos del tipo de interés y del tipo de cambio- sin sustituirlos por nada. La eurozona no era lo que los economistas denominan un –área monetaria óptima- un grupo de países donde resulta viable compartir la misma moneda.
Capítulo 10: El camino a seguir; otro mundo es posible.
Stiglitz es consciente de que su libro, es decir, su pensamiento, su opinión y sus análisis son seguidos por todo tipo de personas incluidas aquellas pertenecientes y/o afines a las oligarquías de los estados nación, plutocracias internacionales, las castas políticas, así como los ideólogos al servicio de estos, además, por supuesto, seguido por otros académicos.
Por eso esté capítulo, conociendo también su trayectoria profesional, es de tanta importancia. Tranquilos, no os haré un spoiler.
A mi entender, el criterio se compone de una mezcla justa de experiencia y conocimiento. Pues bien, este libro, sin duda alguna, os ayudará a incrementar este último.