Gracias a la lectura de “Política y futuro”, podemos entender mejor el pasado para actuar en el presente y prever qué puede ocurrir en el futuro de nuestro país y, en definitiva, del mundo.
14/03/2017 – Álex Sotillos
- Libro: “Política y futuro: Ensayos escogidos”.
- Autor: John Maynard Keynes.
- Año de publicación: 1925-1930.
- Año de última edición: 2015.
- Editorial: Página Indómita.
Rosa roja, símbolo de la socialdemocracia. / Miguel Ángel Sotillos
John Maynard Keynes nos ayuda a entender las bases sobre las que se construyó la socialdemocracia, una ideología que marcó todo un siglo y que sustituyó al marxismo en la Europa de inicios del siglo pasado. Para ello, el libro “Política y futuro” nos ofrece un surtido de 6 ensayos, en los que el economista nos explica al detalle su ideología, que se basa en conseguir la estabilidad y la justicia sociales, mediante la intervención del estado en la economía, que sirvió, en última instancia, para garantizar la supervivencia del capitalismo que unos repudian y otros veneran.
Es fascinante como Keynes, miembro de la “burguesía educada”, intenta desmontar los argumentos tanto de la derecha más reaccionaria, como de la izquierda más revolucionaria, con un discurso moderado que, con todos sus aciertos y errores, muestra el camino que recorrieron la Europa del siglo XX con los partidos socialdemócratas y los Estados Unidos de Franklin Delano Roosvelt con la implantación del New Deal, que ayudó a salir de la crisis al país norteamericano tras el crack del 29.
Por un lado, Keynes rechaza el comunismo de la Unión Soviética, al que considera un sistema económico ineficaz, incapaz de dar mayor bienestar que el capitalismo individualista. Aun así, no me atrevería a decir que el comunismo no sea un sistema viable que pueda conseguir el bienestar y la equidad total en la sociedad, pues esto dependerá, en última instancia, de la situación de cada país y de las medidas que adopte cada gobierno.
Por otro lado, es interesante ver como un miembro del Partido Liberal de Reino Unido critica que dicha organización y el Partido Conservador sigan apostando por un método obsoleto, el liberalismo económico o laissez faire (dejad hacer), que plantearon en siglos pasados filósofos como Locke, Hume, Bentham y Rousseau, entre otros, que se basa en dejar hacer negocios a las empresas privadas con total libertad y sin traba alguna ni intervención del estado. Explica que este credo sirvió para “derribar reyes” y fomentar “el progreso” desde el siglo XVII hasta el XIX, pero que, aunque en principio decía buscar el mayor bienestar para el mayor número de personas, dejó huérfanos a los obreros, pues la riqueza se quedó en manos de unos pocos y no llegó a la inmensa mayoría de la sociedad.
Keynes plantea en 1926, 8 años después de la Primera Guerra Mundial y 3 antes del crack del 29, que había llegado el fin del laissez faire y que se tenía que establecer un nuevo sistema económico. La era de la abundancia, donde el liberalismo fomentó el progreso económico, científico y tecnológico, había acabado y era hora de afrontar el periodo de estabilidad, un momento perfecto, según el economista, para crear un nuevo liberalismo útil que permitiera llegar al bienestar deseado.
John Maynard Keynes, economista y filósofo que trabajó para el Partido Liberal de Reino Unido. / Politico.eu
Precisamente ese liberalismo útil es el que actualmente llamamos “keynesianismo”, que fue la base para la socialdemocracia del siglo pasado y el social liberalismo que hoy en día guía las políticas económicas de los antiguos partidos socialdemócratas de Europa.
El “keynesianismo”
Sin duda, la mejor herencia que Keynes nos dejó en sus ensayos es un método económico que ha demostrado que es posible conseguir una mayor redistribución de la riqueza y, en consecuencia, un bienestar social decente con el que las necesidades absolutas queden cubiertas para la inmensa mayoría de la sociedad de un país. Aun así, es un método imperfecto que necesita ser revisado hoy en día para poder expandir el bienestar social a la totalidad de los ciudadanos.
Es totalmente recomendable leer “Política y futuro: Ensayos escogidos” para ver cuáles son las virtudes y las carencias del pensamiento de John Maynard Keynes y poder alabar o refutar con cierto criterio los planteamientos del filósofo y economista.
El “keynesianismo”, según he entendido tras leer sus ensayos, se basa en la intervención del Estado en la economía con el objetivo de estabilizarla y garantizar la justicia social, satisfaciendo las necesidades absolutas de la ciudadanía, las básicas para tener una vida decente.
Para conseguir sus propósitos el filósofo aboga por la creación de “organismos semiautónomos” que tengan poder de decisión propio en el día a día, pero que estén financiados por el Estado y controlados por el Parlamento. Un ejemplo claro serían las universidades públicas, que cubren la necesidad absoluta de la educación, en las que el Estado es la principal fuente de recursos económicos y que en excepciones puntuales puede intervenir, pero que en el día a día está dominada por el poder del rectorado y los decanatos de cada facultad.
En España no se está aplicando este sistema en sectores clave donde las necesidades absolutas brillan por su ausencia. Uno de los casos más abrumadores es el de las empresas eléctricas. En ‘Crítico’ expliqué que estas compañías ponen precios más altos de los que corresponden y se quedan con la energía de los propietarios de placas solares sin dar ninguna remuneración a cambio. Además, cortan la luz a quien no puede pagar. La consecuencia directa es que en España más de 5 millones de ciudadanos están en situación de pobreza energética, el 11% de la población, según la Asociación de Ciencias Ambientales, y, por lo tanto, no tienen cubierta esa necesidad absoluta. Si se implementaran medidas keynesianistas, se podría reducir esta cifra, prohibiendo a las eléctricas desde el estado que corten la luz y fundando un órgano de control semiautónomo que fije los precios de las energías para que sean asequibles para el conjunto de la población.
Por último, el “keynesianismo”, que quiere alcanzar la estabilidad y la justicia sociales, se basa también en tomar “aquellas decisiones que nadie toma si el Estado no lo hace”. El economista sostiene que hay que controlar el dinero y el crédito desde una institución central (Banco de España y Banco Central Europeo) y que el estado tiene que determinar cómo ahorrar (impuestos) y cómo invertir (sanidad, educación…). En este sentido, en España se han seguido medidas keynesianistas, donde el Gobierno y el Congreso de los Diputados aprueban medidas.
Aun así, este punto está totalmente incompleto, porque el economista, por un lado, defiende que el estado debe intervenir en el ahorro y la inversión públicos y el control del dinero y del crédito, pero, por otro, no aclara en qué cantidad debe hacerlo y en qué ámbitos. Ahí está la principal diferencia entre los principales partidos de España. Unos priorizan invertir en cubrir necesidades absolutas como la educación o la sanidad, mientras que otros prefieren aumentar el gasto militar hasta niveles estratosféricos.
Gracias a la lectura de “Política y futuro”, podemos entender mejor el pasado para actuar en el presente y prever qué puede ocurrir en el futuro de nuestro país y, en definitiva, del mundo.
“Política y futuro: Ensayos escogidos”, el libro que recoge 6 ensayos donde Keynes construye las bases de la socialdemocracia. / Casa del Libro